Hace varios años publiqué en la principal revista nacional de Pediatría, Anales españoles de pediatría, uno de los primeros artículos sobre el síndrome de Marshall o PFAPA y que comparamos en un momento determinado del estudio que fuimos haciendo los costes económicos que suponía hacer un diagnostico precoz de esta entidad y/o evitar ingresos tratamientos y pruebas complementarais innecesarias. EN google buscando Molina J y PFAPA seguro encuentran esa referencia. Han sido muchos los casos vistos personalmente y la enseñanza que de este síndrome hemos realizado a muchos pediatras en formación en este largo periodo de experiencia . Pues bien ahora solo voy a referidos que recientemente, ha salido publicado uno de los primeros estudios encaminados a detectar un procedimiento diagnóstico del PAFPA, genético, la igual que otras enfermedades inflamatorias que ya tienen ese estudio estandarizado. De alguna manera esta determinación si se confirmase seria una ayuda inestimable para asegurar el PFAPA en prácticamente el 100% de las sospechas.
Esta es la referencia bibliográfica y el resumen en castellano.
PNAS 2020. doi: 10.1073/pnas.2002051117
Identificados genes relacionados con el síndrome PFAPA (PNAS) Noticias Médica
Investigadores del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI) de Estados Unidos han descubierto pistas sobre la posible causa de fiebres recurrentes, no contagiosas y llagas que afectan solo a los niños.
El estudio relaciona varios genes con el síndrome, conocido como síndrome PFAPA (fiebre periódica, estomatitis aftosa, faringitis, adenitis), lo que podría conducir a nuevos tratamientos. Los resultados se publican en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los hallazgos fueron posibles gracias a la realización de puntos en común con otras afecciones inflamatorias crónicas que también involucraban llagas en el cuerpo, incluidas las aftas comunes. El estudio ilustra cómo prolongados misterios de salud ahora pueden resolverse cuando los investigadores descubren nuevas conexiones biológicas con la ayuda de cantidades cada vez mayores de datos genómicos.
En 1987 los investigadores describieron por primera vez un síndrome observado en 12 niños, que se caracterizaba por fiebre recurrente, aftas dolorosas, dolor de garganta y ganglios linfáticos inflamados. La afección comienza a una edad temprana, entre 1 y 5 años. El primer signo es la fiebre, acompañada de dolor de garganta con enrojecimiento y otros síntomas.
«El síndrome PFAPA es la fiebre periódica más periódica, y muchos niños tienen un episodio cada mes que dura de 3 a 5 días -explica Kalpana Manthiram, autora principal del estudio-. Esa es una carga inmensa para las familias, ya que estos niños no pueden ir a la escuela y pueden tener que permanecer en cama durante días durante los brotes».
Si bien el síndrome PFAPA se ha convertido en el síndrome de fiebre recurrente más común en niños de países occidentales, los métodos de diagnóstico y tratamiento han seguido siendo primitivos e insuficientes. Los episodios generalmente se detienen espontáneamente en la preadolescencia.
Debido a la naturaleza de la enfermedad, los investigadores han pensado durante mucho tiempo que las respuestas pueden estar en la genómica. Después de descartar la posibilidad de que el síndrome sea causado por mutaciones en un solo gen, consideraron la posibilidad de que múltiples genes estén involucrados.
Manthiram descubrió que muchos casos se presentan en familias. Los padres y hermanos de los pacientes tienden a tener amígdalas y úlceras bucales inflamadas con frecuencia, en comparación con los familiares de personas sin la enfermedad. «Pero el mayor problema es que todavía no hay una prueba diagnóstica para detectar el síndrome PFAPA, lo que significa que la enfermedad generalmente no se diagnostica», destaca Daniel Kastner, autor principal del artículo y director científico de NHGRI.
«La identificación de la enfermedad se ha basado principalmente en la historia clínica y depende de que los padres y los médicos la reconozcan -recuerda-. Sabemos que es hora de hacerlo mejor que eso, y consideramos que este estudio creará el alcance para un diagnóstico más preciso del síndrome».
Para ver qué genes están involucrados en la enfermedad, Manthiram y su equipo buscaron elementos comunes en los síntomas entre el síndrome PFAPA y otras dos enfermedades inflamatorias: la enfermedad de Behçet, que causa inflamación de los vasos sanguíneos, y las aftas.
Cada enfermedad se presentaba con un síntoma común: las aftas bucales. El grupo investigó si las variantes genéticas asociadas a esas enfermedades también estaban presentes en personas con síndrome de PFAPA, comparando pacientes con el trastorno de ascendencia europea-estadounidense y turca con la población general de Estados Unidos.
Realizaron análisis más detallados de seis genes que están fuertemente vinculados a la enfermedad de Behçet y las aftas bucales. La asociación más fuerte fue con el gen IL12A, que codifica una proteína relacionada con la inflamación que es utilizada por el sistema inmunitario. La proteína IL12A actúa como una alarma para el sistema inmunitario y provoca una respuesta inflamatoria al activar varios glóbulos blancos. Otros genes involucrados en el sistema inmune también mostraron una mayor expresión en pacientes, como STAT4, IL10 y CCR1-CCR3.
Debido a las similitudes genómicas entre el síndrome PFAPA, las úlceras bucales y el síndrome de Behçet, propusieron nombrarlos trastornos del espectro de Behçet. En la escala de gravedad, las aftas estarían en el extremo leve, la enfermedad de Behçet en el extremo severo y el síndrome PFAPA entre los dos.
Este espectro es clínicamente importante porque varios pacientes pueden tener síntomas que se comparten entre las tres enfermedades, lo que podría dificultar que los médicos aíslen su afección específica. Según los investigadores, esos pacientes estarían mejor atendidos si fueran referidos a tener trastornos del espectro de Behçet.
En última instancia, los investigadores esperan que tales estudios sobre el síndrome de PFAPA produzcan nuevas opciones de tratamiento, algunos de los cuales podrían ser medicamentos que se sabe que son efectivos para reducir las moléculas inflamatorias como la IL12.
«Nuestro próximo objetivo es hacer un estudio más amplio y ver qué otros genes podrían desempeñar un papel en el síndrome PFAPA y comprender qué hace que la enfermedad sea especial, lo que debería hacer que sea más fácil de diagnosticar -señala Manthiram-. Esperamos que, con el tiempo, los niños no tengan que experimentar interrupciones tan dolorosas durante años y que los ensayos clínicos y otras pruebas de seguimiento puedan conducir a un plan de tratamiento con éxito».